BUENOS AIRES.- El clima cambió desde la llegada de Miguel Brindisi en Independiente y sobre todo desde esa caída en el debut ante Rafaela. Tres victorias y dos empates a partir de allí apuntalaron el ánimo de los hinchas pero el partido de ayer ante Estudiantes parecía bisagra: ganar era la única opción para seguir alimentando el sueño de escaparle a la B Nacional y con el 0 a 0 final no salió de una terapia intensiva futbolística.
La serie sin derrotas se extendió, pero a esta altura, un empate es casi lo mismo que una derrota. El "rojo" prácticamente desperdició el primer tiempo ya que no inquietó al "pincha", que llevaba hasta ese entonces la misma racha de partidos sin conocer la derrota. Recién en el segundo Independiente empezó a preocupar a su rival y prueba de ello fue el disparo de Daniel Montenegro directo al travesaño en el inicio de ese complemento, en lo que sería la llegada más clara.
Los ataques que le seguirían serían parte de un atropello desesperado más que de una sesuda estrategia ofensiva. El gol nunca llegó pese a que el visitante tuvo contras comandadas por el tucumano Joaquín Correa, que ingresó en el complemento, pero no lo liquidó.
"Es un punto que hubiera querido que fueran tres, pero matemáticamente se puede. Con estos jugadores voy a la guerra. Será así hasta el ultimo partido", dijo Brindisi.
Esas matemáticas de las que habla el DT tienen que ver con el partido entre Argentinos y River de hoy. Si bien le descontó un punto al "bicho" (alcanzarlo es casi la única esperanza de salvarse), que ahora le lleva dos, el equipo de Caruso Lombardi podría sacarle cinco si derrota al "millonario" a falta de seis en juego. Ahí, la vida del paciente empezará a peligrar.
"Nos quedan tres finales y nada está perdido. El partido del domingo contra River será muy difícil", agregó el arquero Diego Rodríguez. (Especial)